Un proceso programado
El 9 de junio de 1998, tan solo tres días después de su nombramiento oficial como Arzobispo de L’Aquila, S.E. Monseñor Giuseppe Molinari convocó a la Curia al Padre Capuchino Andrea D’Ascanio y le hizo entrega de un pliego de la Congregación para la Doctrina de la Fe, anteriormente conocida como Tribunal del Santo Oficio, por medio del cual se le notificaba oficialmente la existencia de un grave proceso en su contra.
El Comité Internacional pro Padre Andrea D’Ascanio ha elaborado una síntesis del proceso, extrayendo de los autos procesales algunos fragmentos.
De la sentencia absolutoria del proceso canónico de primera instancia:
“La CDF (Congregación para la Doctrina de la Fe) desde el inicio del proceso judicial, sólo se había dedicado a atender los testimonios de los acusadores, cuya credibilidad era fuertemente avalada por su Excelencia, Monseñor Giuseppe Molinari, Arzobispo Coadjutor de L’Aquila, quien era amigo de algunos de los principales acusadores y, por medio de ellos, de los demás.”
“En realidad, el escrito de demanda tenía en consideración sólo una parte de la instrucción previa, la parte de la “denuncia” (cfr. autos procesales, no.15). Por el contrario, en la CDF obra documentación adicional de “defensa” (misma que fue presentada por su Excelencia, Monseñor Mario Peressin, el 24 de junio de 1997), de la cual el Tribunal había tomado conocimiento formal sólo en ocasión de la comparecencia testimonial de su S.E., Monseñor Mario Peressin, la cual se desarrolló el 27 de marzo de 1999. En tal fecha, el Presidente instruyó al Secretario del Tribunal (...) que agregara dichas pruebas, que dicho sea de paso eran de carácter, existían desde la etapa de instrucción, al expediente del proceso junto con los autos de “denuncia” provenientes de la etapa de instrucción.
La acción de Monseñor Molinari
En marzo de 1996, Monseñor Molinari llegó a L’Aquila como Coadjutor. Recibió a algunas personas que se habían reunido para denunciar al padre Andrea D’Ascanio y él las canaliza para que fueran atendidas por el Arzobispo en funciones, Monseñor Mario Peressin, quien, por serle conocidas, no da crédito a sus palabras y las define como “personas sin escrúpulos y de dudosa fe cristiana” (carta que Monseñor Peressin escribe a la CDF de fecha 24 de junio de 1997).
El Padre Andrea D’Ascanio, habiendo tomado conocimiento
Monseñor Molinari no concedió una confrontación legítima
de la acción interpuesta en su contra, se dirigió, el 27 de noviembre de 1996, con Monseñor Molinari a fin de solicitarle un careo con sus acusadores y le dejo una carta, en la misma escribe:
“Su Reverenda Excelencia, (...) no le pido que tome a su cargo mi defensa, tan sólo exijo claridad. Considéreme a su disposición para cualquier careo (...).”
El Obispo, Monseñor Flavio Roberto Carraro, ex Superior General de los Capuchinos, que además conoce muy bien al Padre Andrea, también sugirió la posibilidad de sostener un careo, tal y como Monseñor Molinari declaró ante el Tribunal de la CDF:
Testigo Molinari: “Estaba en la Asamblea de la CEI, precisamente en aquel año, y me encontré a Monseñor Flavio Carraro, ex Superior General de los Capuchinos y él también me dijo “Tal vez debiéramos hacer algo por...”, pero también él – tan bueno el Padre Carraro, dijo “Pero estas personas, si tienen algo en contra del Padre Andrea, pues que lo digan, habría que hacer un careo.” Me di cuenta que tampoco eso era una salida factible...”.
El mismo consejo le fue dado por su superior, Monseñor Peressin:
Testigo Molinari: “(...) Monseñor Peressin me sugirió que hiciera un careo con él...”(ib.)
Monseñor Molinari no otorgó la realización de un careo. Ignorando las directivas de su superior y del Código de Derecho Canónico (canon 1419: “En cada una de las diócesis...el juez de primera instancia es el Obispo diocesano”) se dirigió a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La “salida factible” según Monseñor Molinari
(Tomado de la declaración de Monseñor Molinari rendida ante la CDF)
Testigo Molinari: “Acudo a solicitar un consenso, una ayuda, debo también agradecer, porque en aquel contexto no podía hacer nada en mi carácter de Obispo Coadjutor, porque de lo contrario podría haber tenido un enfrentamiento con Monseñor Peressin...”
Presidente: Está bien, entonces ¿podríamos decir que la decisión de dirigirse a esta Congregación para la Doctrina de la Fe la ha tomado usted?
Testigo Molinari: “...Dije que quizás la salida más factible podría ser precisamente esta... más o menos así es como me vino a la mente esta idea.
(Tomado de la sentencia absolutoria)
“Su Excelencia, Monseñor Mario Peressin, protestó ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, primero por escrito y luego en audiencia que le otorgó el Secretario de la CDF, su Excelencia, Monseñor Tarcisio Bertone, S.D.B.; (...). Monseñor Mario Peressin se lamentaba de no haber sido consultado, no obstante ser él el Obispo diocesano, también de que no se le hubiera concedido al Padre Andrea D’Ascanio la mínima oportunidad de defenderse”.
Monseñor Molinari en búsqueda de denunciantes
Monseñor Molinari se avocó a la búsqueda de denunciantes a escondidas de su Superior:
La testigo Alessia Zimei declaró ante el Tribunal de la CDF:
- “Aquel día, 17 de noviembre de 1996, Monseñor Molinari fue a buscarnos a la casa, él me había dicho: yo voy a tu casa, no te preocupes en venir acá a la Curia... el 8 de noviembre presenté ante el obispo mi denuncia”
La testigo Anna Rita Belisari confirmó ante el Tribunal de la CDF:
- “Entonces, Molinari vino a mi casa, porque prefería que no nos viéramos en la Curia y entonces vino a mi casa.”
Gabriele Nanni
El Padre Andrea D’Ascanio, en la carta que escribió a Monseñor Molinari, la cual le entregó personalmente el 27 de noviembre de 1996, le había escrito también que:
(...) es el que caso que, entre los varios “denunciantes” en mi contra, se encuentra un tal Gabriele Nanni...él estuvo con nosotros durante 3 años y después se metió en la Pro Deo et Fratribus, una nueva estructura que consideraba más conveniente. Tras algunos días de permanencia, se salió alegando tener un “cargo de conciencia por denunciarme”, no obstante haberle dicho a sus Superiores que no era justo ni oportuno cuanto se hacía...”.
Monseñor Molinari, cuatro días antes, había recibido a Gabriele Nanni en la diócesis.
De hecho, la tarde del 23 de noviembre, Annarita Bellisari y Alessia Zimei habían ido a Civitella del Tronto para recogerlo del instituto de Pro Deo, en el cual se encontraba desde hace tres años, para presentarlo ante Monseñor Molinari:
De la declaración de Annarita Bellisari ante el Tribunal de la CDF:
“Yo le hablé el 23 de noviembre (...) fuimos a Civitella para recoger a Gabriele que había sido aceptado por Molinari, porque en esencia, había sido despedido por la Pro Deo en la mañana... y fue acogido por Molinari y enviado a la casa de Zimei”.
De la declaración de Gabriele Nanni ante el Tribunal de la CDF:
“Sin necesidad de hablar de más, me preguntó: “¿Qué intenciones tienes?” “Todavía creo en mi vocación” y entonces me preguntó si me gustaría quedarme allí en L’Aquila. Yo estaba sumamente feliz. Por lo tanto, el mismo día que me corrieron de un lado, fui tomado en otro”.
El Obispo mandó a Nanni a casa de Zimei, lugar donde permaneció casi tres meses (“dejé de habitar en la casa de Zimei en febrero de 1997”), [tomado del acta de declaración de Gabriele Nanni ante la CDF], época en la cual se dieron sus denuncias y las de las demás personas.
Monseñor Molinari envió después a Gabriele Nanni con el párroco de Sassa y luego, en un plazo de menos de dos meses, sin revelar su verdadera identidad al Superior, Monseñor Peressin, el día 31 de marzo de 1997, lo ordenó diacono:
De la declaración de Monseñor Molinari ante el Tribunal de la CDF:
“Entonces yo le dije a Don Gabriele “¿qué dices?, ¿te ordeno mañana o nos esperamos?”, y él me dijo: “yo creo que si nos esperamos, tal vez ya no se vuelva a presentar esta oportunidad”. Entonces lo ordené... Después, Monseñor Peressin me dijo: “Me has traicionado, voy a escribir a Roma. Voy a hacer que revoquen esa ordenación...”.
La Ley de la Iglesia prescribe:
Canon 407- §1. El Obispo diocesano, el Coadjutor y el Obispo Auxiliar se consultarán entre sí en aquellas cuestiones que tengan una gran relevancia.
§3. El Obispo Coadjutor y el Obispo Auxiliar, cuando sean llamados a participar en la diligencia empleada por el Obispo diocesano, ejercerán sus funciones en forma tal que conducirán sus acciones de común acuerdo con él”.
Canon 1051- §1. –Deberán existir constancia del rector del seminario y de la casa de formación en relación con las cualidades requeridas para recibir la orden...
No existe constancia alguna.
Canon 1029- Deberán ser promovidos a las ordenes sólo aquellos que se hubieran conducido con intenciones rectas.
La única “intención recta” que Gabriele Nanni declara a sus superiores de la Pro Deo, es la de ir a L’Aquila a denunciar al Padre Andrea.
Monseñor Molinari y los vértices de la Iglesia
De la declaración de Monseñor Molinari ante la CDF:
“Y sé que en la Congregación para la Doctrina de la Fe han hecho sus investigaciones, pienso que Monseñor Bertone se dirigió incluso al Cardenal Sodano...”
“Yo he dicho a la Congregación: puedo garantizar la credibilidad de estas personas.”
En noviembre de 1996, la testigo Alessia Zimei fue recibida por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, personaje muy cercano a Monseñor Molinari, como declara el Cardenal Bernardino Echeverría de Ecuador:
“Declaro que el 12 de noviembre de 1996 me vino a buscar Alessia Zimei (...) en la Casa General de los Padres Menores de Roma de via Santa Maria Mediatrice no.25. Me comentó que quería acusar al Padre Andrea y a la Armada Blanca ante la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y que iría con el Cardenal Sodano. Intenté disuadirla, recordándole cuanto había trabajado para este movimiento mariano y el afecto que siempre había demostrado por el Padre Andrea. La hallé inconmovible y me pareció extraño como es que en tan pocos días se pudiera experimentar un cambio de tal naturaleza e incluso se me hizo más extraño que se dirigiera al Cardenal Secretario de Estado que no tenía nada que ver con la Congregación para la Doctrina de la Fe. (...) Cardenal Bernardino Echeverría Ruiz, OFM, Arzobispo Emérito de Guayaquil”.
Tras el encuentro con el Cardenal Sodano, la testigo Alessia Zimei fue canalizada con Monseñor Tarcisio Bertone, Secretario de la CDF. Se dirigió a las instalaciones de la Congregación acompañada de Domenico Pelliccione, elemento importante en la conjuración organizada contra el Padre Andrea y la Armada Blanca:
De la declaración de Alessia Zimei ante el Tribunal de la CDF:
Presidente: “¿Usted vino a la Congregación?”
Testigo Zimei: “Don Aldo Bollini nos acompañó a Pelliccione y a mí...”
De este encuentro resultó una denuncia perfecta, imbuida de todos los cánones, que se agregó en el expediente en sustitución de la primer denuncia de Alessia Zimei.
Sólo es a causa de la petición hecha por el abogado defensor, quien se percató de la sustitución mencionada, que la primer denuncia será agregada nuevamente a los autos del proceso.
De igual forma será agregada nuevamente en los autos, a petición especial del Presidente del Colegio, un expediente importante que contiene documentos que favorecen la defensa del Padre D’Ascanio, los cuales provienen de Cardenales, Obispos, Sacerdotes y laicos, este expediente había sido recopilado en su momento por Monseñor Peressin, visto que él se mostraba favorable para con el Padre Andrea.
Injerencia de su Excelencia Tarcisio Bertone
El Tribunal convocó a Monseñor Bertone, que no se presentó porque “ya había intervenido en la instrucción previa y en la promoción del proceso judicial” (de la sentencia absolutoria de primer grado).
Por lo tanto, Monseñor Bertone “inició” el proceso, recibiendo posterior confirmación por parte de Monseñor Edoardo Davino, Presidente del Tribunal de Apelaciones y redactor de la sentencia condenatoria:
“Se añade incluso, que efectivamente la testigo Alessia Zimei tuvo también una entrevista con el entonces Secretario, su Excelencia Tarcisio Bertone”.
El Secretario de la CDF, Monseñor Tarcisio Bertone, en abril de 1997 no enviaría a Alessia Zimei con su Arzobispo, como hubiera procedido conforme al canon 1419, sino que dio inicio a la causa judicial contra el Padre Andrea D’Ascanio.
La acción conjunta de Monseñor Molinari y de Monseñor Bertone continuará incluso durante el proceso como resulta de las intercepciones telefónicas realizadas por la Policía durante la instrucción penal:
Obispo Molinari: “Ayer en la tarde vi al Secretario de la Congregación... Bertone (...) y le pedí que se apresure lo más que pueda...le dije que le voy a mandar copia de los documentos(...). Él dijo que estaba bien, que le mandáramos un poco... veamos el modo (...). Yo le dije: quiero actuar y le aviso...” (19.12.99 a las 22:30 pm. Cinta no.3, llamada no.184 entre Rosa Pelliccione y Monseñor Molinari).
De esta forma, adquieren su verdadero sentido las palabras presentes en la sentencia absolutoria de primer grado:
“El Colegio, desde el inicio del proceso, ha intentado sólo obtener la verdad para hacer justicia, a pesar de ser consiente que una eventual sentencia absolutoria del Padre Andrea D’Ascanio difícilmente sería recibida con agrado por las diversas autoridades que intervinieron en la instrucción previa y en el inicio de la acción penal judicial.”
La acción de Monseñor Molinari continúa en los tribunales civiles y penales
En el 2000, ante de terminar el proceso eclesiástico, Monseñor Molinari promovió contra el Padre Andrea D’Ascanio otro proceso ante el tribunal civil de L’Aquila para quitarle a la Armada Blanca la instalación de Sant’Apollonia que les había otorgado en comodato por un plazo de veinte años su antecesor, Monseñor Peressin. Presenta como testigos a los habituales personajes, Domenico y Rosa Pelliccione, a los pone junto al Canciller de la Curia, Monseñor Sergio Maggioni.
La sentencia resulta contraria a la Curia y declara a los testigos presentados como “falsos y faltos de credibilidad”.
En el proceso penal, Monseñor Molinari no se expuso directamente, sino que su acción sale a la luz en las llamadas telefónicas interceptadas por la Policía y por las declaraciones de los testigos en el proceso:
De las llamadas telefónicas interceptadas:
(19.12.99 a las 22:33 pm. Cinta no.3, llamada no.184 entre Rosa Pelliccione y Monseñor Molinari).
Obispo: De cualquier forma... (...) haré todo lo posible, lo más rápido que se pueda... (nota del redactor: contra el Padre Andrea)... Incluso, si mi testimonio llega a servir, entonces estoy dispuesto a ir”.
(03.02.2000 a las 17:26 pm. Cinta no.23, llamada no.1784 entre Rosa Pelliccione y Monseñor Molinari).
Rosa Pelliccione: Excelencia, le quiero decir que el Santo Oficio de Roma me ha preguntado, Padre Ramos...
Obispo: Si (...)
Rosa Pelliccione: Y me pidió varias direcciones Excelencia, incluso de... pero esto se queda entre nosotros, incluso la del... del Padre Candido...
Obispo: Entiendo
Rosa Pelliccione: ...de las hermanas de Anzio...
Obispo: ¿Y de las de Cerdeña?
Tomado del acta de la audiencia penal celebrada el 27 de enero de 2003, testimonio rendido por Gabriella Parisse:
Parisse: Fui invitada por el Obispo a ofrecer mi testimonio
Abogado: ¿Por cuál obispo?
Parisse: Molinari
Abogado: O sea, usted fue invitada a presentarse por Molinari en forma espontánea (...)
Parisse: Si
Monseñor Molinari delega en otras personas la tarea de conseguir acusadores, sobre todo al Padre Elia Giacobbe, ex Pasionista a quien ha acogido en su diócesis y a quien recurren los denunciantes. Con ellos y con sus instrucciones, el Padre Giacobbe se dirige a Foggia, Potenza, Nápoles y a Cerdeña. El Arzobispo es informado constantemente:
(12.01.2000. Cinta no.14, llamada no.1101 entre Rosa Pelliccione y Monseñor Molinari).
P. Giacobbe: “Hablé con el Obispo y él quiere seguir adelante con su asunto, por las cosas, también por su cuenta.”
(19.01.2000 a las 10:05 pm. Cinta no.17, llamada no.1361 entre Rosa Pelliccione y Monseñor Molinari).
Rosa Pelliccione: “Así que él (el Obispo) sabe todo, ¿has entendido?”...también porque él debe conocer todas nuestras cosas (...).”
TOMANDO EN CUENTA LAS ABSOLUCIONES QUE SE SUCEDIERON, EL ESCÁNDALO CREADO, EL DAÑO OCASIONADO A UN INOCENTE Y A LA IGLESIA EL COMITÉ INTERNACIONAL SOLICITA LA DIMISIÓN DE SU EXCELENCIA, MONSEÑOR GIUSEPPE MOLINARI